Existen 200 millones de inmigrantes
en el mundo, los cuales generan una riqueza de 1,67 billones de euros,
contribuyendo al desarrollo del Tercer Mundo 3 veces más de lo que lo hacen
todos los países industrializados juntos.
Con este dato, podemos danos
cuentas que son una de las principales fuentes de riquezas en el mundo,
contribuyendo de una manera importante a los países en que están, y de los que
vienen.
La riqueza de la migración:
Los países ricos reciben el 60% de migración
mundial. El número de inmigrantes ha pasado de 70 a 200 millones en las últimas
3 décadas. En Europa el 89% del crecimiento de la población es obra de
inmigrantes.
Los inmigrantes no son sólo mano de obra sino
también generan riqueza: en forma de impuestos, 1,67 billones a nivel mundial,
más de 56 millones en Europa. Cada año mandan a sus familias en todo el mundo
125.000 millones de euros, ayudando a fortalecer las economías de los países
con menos recursos. Así, las entre 2,5 y cuatro millones de personas que, según
estimaciones de la Comisión, viven en situación ilegal, podrían contribuir a un
mayor crecimiento si fueran reconocidos como ciudadanos legales.
Los inmigrantes cada vez consiguen empleos mejor
remunerados y con esto, la migración hacia futuro, lejos de descender, se ve en aumento,
como consecuencia del crecimiento continuado de las desigualdades en
desarrollo, demografía y democracia en las diversas partes del mundo.
El
Problema de la migración:
Una
de las grandes injusticias que se cometen con el inmigrante se produce en los medios
de comunicación. En muchos casos hablamos de ellos como un
"problema". El problema de la migración. De esta manera, el ciudadano
de a pie tiende a relacionar y mezclar los dos conceptos, de manera que en su
inconsciente ocupan el inmigrante y las dificultades un mismo lugar.
Pero
que el inmigrante trabaja, paga impuestos, consume, contribuye al mantenimiento
del Estado, activa la economía mundial, raramente es noticia. Por eso el
informe de la Comisión rompe una lanza a favor del inmigrante, y apuesta por
una política de migración global que, ya que ellos cumplen con los deberes,
respete sus derechos.
Los
seres humanos deben emigrar libremente y no por necesidad. Muchos países
industrializados están obligados, por razones demográficas, a acoger emigrantes,
puesto que de otra manera faltaría mano de obra. Así, el papel del inmigrante
en el desarrollo y la lucha contra la pobreza debería ser reconocido y apoyado.
En si, el inmigrante juega un papel fundamental en la economía de los países.
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