Desde La Moneda se hablaba de la importancia de reabrir el negocio del Litio. Era una jugada importante por parte del oficialismo, una de las más relevantes para el ministerio de Minería desde que asumió Sebastián Piñera. Pero, tal como todo el proceso, el desenlace no fue feliz. El primer conflicto tenía que ver con los conflictos de interés que mantenía el titular de la cartera de Minería Hernán de Soliminihac con su hermano, uno de los gerentes de SQM, empresa que finalmente se quedaría con la licitación del Litio.Por otro lado, los jóvenes y parte de la oposición no estaban de acuerdo con el proceso de licitación y el Ministro Longueira tenía que salir a defenderla. Así, entre dimes y diretes, entre todas las polémicas, la ya mencionada empresa Soquimich se adjudicó la licitación. Pero claro, las cosas no podían terminar tan tranquilas luego de navegar por aguas tan turbulentas. La jugada del gobierno, la apuesta del oficialismo, terminó en un rotundo fracaso, en un verdadero auto-gol. SQM no estaba capacitado legalmente para poder adjudicarse esta licitación al mantener litigios pendientes con el Estado. El propio Ministro De Soliminihac inhabilitó el proceso de licitación del Litio. ¿Quién pagó los platos rotos? Pablo Wagner, el subsecretario que tuvo que asumir todo el proceso y que renunció luego del escándalo. Así, quedó en la cuerda floja todo el tema del negocio de Litio y, por el momento, no fue más que un dolor de cabeza para el gobierno.
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